viernes, 14 de diciembre de 2007

Disparadores & Torbellinos & Necesidades


Cuestión de Tiempo, de movimientos, de tratar de plasmar algo medianamente ordenado a fin de que sirva como soporte para futuros…

La materia, lo físico se manifiesta en ciclos y esto que se genera, esa magnitud, es el Tiempo, es el que rige las cosas que permanentemente mutan, cambian, se transforman. Es por tanto el antes (esbozado)- el durante (real) y el después (construido).
Es el que nos facilita el cambio y ordenar las secuencias; ésto en términos de pasado, presente y futuro es el punto de combinación con el principio de causalidad, aquel que nos dicta que todo efecto -todo evento- debe tener siempre una causa.
Ésta vez la causa es Vendoza y su planicie; de a poco cíclica, de a poco mutante, de a poco más.

La planicie del pozo en donde se encierra la ciudad de Vendoza (el Espacio), sus conocidos montañeses habitantes –hombres de piedra- que acostumbrados a las mesitas de bar, salen con la cabeza estipulada para lo que ya hay ofrecido.

No son los únicos habitantes del suelo desértico.

Estamos los que se despeinan abriendo las ventanillas de los colectivos, los que tocan las campanas que ponen de adorno en algunos parajes, los que leen los carteles que ambulantes colocan, los que entre acequia y acequia se intentan conocer.
Los que buscan encontrar espacios, descubrirlos, conquistarlos, llenarlos de flores-palabras-sonidos, revivirlos, pensar en ellos, ser parte, mirar los pasos, comentarlos y camuflarnos.

Los torbellinos…llegan solos después de días enteros de ‘mentes de zonda’, luego de salpicarnos con encuentros fugaces de luces destellantes, luego de varios: ¡queremos aprender a respirar!.

Los lugares se ocultan, se tapan, se velan, se enmugrecen de gente que sólo quiere empolvarse, llenarse de divas y armarse estatuas: –típicas de Vendoza- sin cabeza.

Sin embargo, encontramos la Estación o ella nos encontró y nos sedujo, nos inició en sus viajes de vagones olvidados, de tramos inconclusos, de andenes sin relojes –ya que manos manchadas los robaron-.


El lugar y tiempo confluyen y las manos están, es por eso que sólo nos queda jugar.

2 comentarios:

Michel dijo...

Un regalo para la fiesta?

[][][]

Me dices montaña bosqueando espinas,
Como el huracán sin alma del sueño americano,
Tomas prestadas las alas al viento, al creerlas desnudas,
Y te esparces por la tierra hasta desaparecer.
La carne escupida no es tu fiel producto,
Sino la venganza de las estrellas
De nuestra piel rasgada
De nuestra sangre
Que ha alimentado por siglos a la tierra,
A las montañas aladas
A la eternidad salada
Al fuego de tu boca
A tu sucia bandera
A las estrellas.
Infinitas piedras encendidas se alzan en tu contra
Dibujando el fuego eterno
Amante revolucionaria.

Me voy, pero espero estar (esto es mentira, ya estoy)

Muá dijo...

y existís!